Alfonso Barchino es director de la clínica veterinaria Getafe Norte, del Grupo Peñagrande y en esta ocasión nos habla sobre los sacos anales, su impactación, cómo darnos cuenta y las posibles consecuencias.
Los sacos anales son estructuras en forma de bolsa que se sitúan en la porción latero-ventral del esfínter anal. Estos sacos, que son dos, contienen un líquido espeso y de olor muy fuerte que se va liberando gradualmente con la defecación.
Este líquido tiene varias funciones, como lubricar y facilitar la salida de las heces como para el marcaje y la comunicación con otros individuos dado su alto contenido en feromonas.
Durante las exploraciones físicas, los veterinarios miramos si los sacos anales están llenos de contenido o no. Si encontramos que hay contenido, puede ser porque el animal no sea capaz de eliminarlo dado que sus heces no tienen la consistencia suficiente o que hay un problema asociado detrás.
¿Qué pasa si mi perro/gato acumula demasiado contenido en los sacos anales?
El líquido puede acumularse durante días, semanas e incluso meses, llegando a aumentar de consistencia y espesando moderadamente el contenido, de manera que el animal ya no es capaz de eliminarlo durante la defecación. Este fenómeno es lo que se conoce como impactación de los sacos anales. El problema no se queda ahí: dado que el contenido no se va a expulsar y se queda acantonado en el saco, se produce una inflamación de estos y un sobrecrecimiento bacteriano, siendo esto una infección de los sacos. Aún no ha terminado el problema… porque esta infección puede mantenerse tanto que se pueden llegar a formar fístulas y abscesos. Estas dos situaciones aparecen porque el propio cuerpo del animal quiere eliminar el contenido, pero no tiene forma de hacerlo.
¡La impactación e infección de los sacos anales es un proceso tremendamente molesto y doloroso! Además, puede llegar a suponer un grave problema de salud para tu peludo.
¿Qué síntomas puedo ver en mi perro/gato en casa?
Los síntomas más frecuentes son:
- Arrastrar el ano por el suelo con ayuda de las extremidades anteriores
- Intentar lamerse la zona anal continuamente
- Se miran los flancos de un lado y del otro, porque les molesta
- En algunos casos podemos encontrar que no quieren moverse, no quieren comer e incluso que desarrollan fiebre.
Ante la duda, ponte en contacto con tu veterinario de confianza para que pueda valorar el estado de salud de tu mascota, llámanos al 910 882 427 y estaremos encantados de resolver tus dudas y velar por la salud y el bienestar de tu animal de compañía.